En un mundo donde la información es masiva y accesible, las decisiones de inversión pueden verse influenciadas por noticias, datos y alternativas de productos que aparecen constantemente. Sin embargo, esta cantidad de información que circula en vez de guiar a los inversionistas, pueden desviar la atención del porqué están invirtiendo. Es fundamental establecer un norte claro y mantenerse enfocado en los objetivos financieros. Tener claridad sobre el porqué de las inversiones es crucial para preservar el patrimonio y evitar que los movimientos del mercado o nuevas tendencias desvíen la atención de lo que realmente importa: sus metas y objetivos.
Es común pensar que invertir se trata solo de buscar la rentabilidad más alta. Aunque el crecimiento del patrimonio es importante, también lo es proteger lo que se ha construido con esfuerzo. Es por esto por lo que las decisiones de inversión deben estar alineadas con el perfil de riesgo de cada inversionista y con sus objetivos en el tiempo. Esto significa que se debe adoptar una mentalidad crítica y racional para evitar decisiones impulsivas, e incluso emocionales, que por no contar con información de calidad que las respalde, puedan poner en peligro el patrimonio.
Para preservar el patrimonio es fundamental enfocarse en estrategias de inversión estructuradas de manera efectiva, que preserven el patrimonio a largo plazo. Esto incluye estructurar los portafolios de inversión de manera tal que no queden expuestos a fluctuaciones en mercados, industrias o volatilidades de instrumentos; es decir, diversificando.
De esta forma, nuestras decisiones estarán orientadas no solo a obtener rentabilidad, sino a preservar lo que con tanto esfuerzo hemos construido.