Las subastas son un mecanismo de captación de recursos a través de la emisión de títulos valores. Es utilizado por empresas, entidades financieras y gobiernos centrales, con el objetivo de financiar gastos y proyectos.
Este proceso involucra la participación de dos partes: los inversionistas interesados en adquirir los instrumentos, y el emisor, que busca colocar su deuda en el mercado primario. Los compradores —es decir, los inversionistas— ingresan a la subasta para acceder a títulos valores por el precio más bajo al que están dispuestos a pagar, mientras que el emisor busca colocar sus emisiones al precio más alto posible.
Durante una subasta, cada inversionista realiza una oferta y el emisor las analiza para determinar el precio de corte, es decir, el precio al que va a asignar los títulos. En esta misma línea, existen diversos tipos de asignación; sin embargo, el método inglés y el holandés son las más comunes.
En el método de la asignación inglesa se determina el precio de corte y se asignan los títulos valores al precio que cada inversionista ofreció. Por su parte, en la holandesa, el emisor define un precio al cual le asigna a todos los inversionistas por igual.
Este tipo de mecanismos son esenciales en el mercado bursátil, ya que les permite a los emisores poder colocar su deuda en el mercado de manera eficiente, y a los inversionistas acceder a instrumentos según sus preferencias.