
El objetivo es que la estabilidad de precios (inflación baja y estable) sea un motor del desarrollo económico ordenado y que responda a los determinantes de largo plazo.
En el inicio del proceso, la meta de inflación establecida era el 8% ± 1%. Después de varios estudios y discusiones a lo interno del Banco, la meta se fue reduciendo al 3% en 2016, y se da un rango de tolerancia alrededor de ese número: ±1%, que es un cercano a un promedio de la inflación de los principales socios comerciales del país.
Ante desvíos persistentes de la inflación por encima de la meta, el Banco aumenta la tasa de interés para reducir la liquidez del sistema financiero, moderar el consumo y la producción, y con esto controlar el alza de precios; esto se conoce como política restrictiva. Caso contrario si la inflación presenta desvíos persistentes hacia la baja.
Este esquema monetario apuesta por una inflación baja que a su vez permita que otras macro variables (como tasa de interés, tipo de cambio, salarios) sean estables y que respondan a la mejora de diversos determinantes económicos, ya que crea un entorno estable para la inversión, favorece la formación de mercados eficientes y genera certidumbre.
Parte del éxito del sistema está en la rendición de cuentas constante de la entidad monetaria —es decir, el BCCR— a partir de diferentes mecanismos que le permitan fortalecer su imagen ante la sociedad, para que esta confíe en el compromiso por alcanzar la meta establecida. En esta línea, en los últimos años se han realizado esfuerzos por mejorar la comunicación entre el banco y el público, con instrumentos como:
- Un calendario de reuniones de política monetaria
- Informes de política monetaria cada cuatro meses
- Un comentario de la economía nacional e informe de coyuntura económica cada mes
- Comunicados de política al momento de toma de decisiones sobre la tasa de interés
- Informe anual a la Asamblea Legislativa
- Conferencias de prensa
- Exhaustivas estadísticas e investigación
Si bien, una inflación baja y estable es condición necesaria para el crecimiento económico, no es suficiente. Por esta razón se debe entender el rol del Banco al garantizar este enunciado, que se debe acompañar de medidas de política pública para promover la productividad de los factores de producción y competitividad.
En cuanto al impacto en sus inversiones, el esquema de metas de inflación es favorable para la certidumbre sobre los rendimientos futuros de los instrumentos financieros; si el Banco continuamente cumple su meta inflacionaria, es más fácil predecir la ganancia neta de las inversiones, ya que conocemos el valor numérico de esa meta, entendiendo que uno de los principales objetivos de inversión es precisamente ganarle a la inflación.