Invertir en el mercado de valores: ¿corto, mediano o largo plazo?

June 5, 2025
4 minutos
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Una de las primeras incógnitas que surgen al iniciar la experiencia de invertir en el mercado de valores es qué horizonte temporal elegir. En el mercado se presentan estrategias de corto, mediano y largo plazo, y cada una tiene características que les permiten adaptarse a las necesidades de los inversionistas. 

Las inversiones a corto plazo se caracterizan por ser líquidas; es decir, el inversionista tiene acceso a su dinero con facilidad, ya que los activos pueden ser convertidos en efectivo rápidamente. Son inversiones que se consideran de bajo riesgo debido a su menor volatilidad en comparación con otros activos del mercado; y es precisamente por esto que sus rentabilidades suelen ser menores. 

El mediano plazo ofrece un equilibrio entre liquidez, riesgo y rentabilidad. Estas estrategias de inversión suelen implicar un horizonte temporal de uno a cinco años, lo cual permite aceptar una mayor volatilidad en el portafolio. Aunque requieren seguimiento, este es menos frecuente que el necesario para las inversiones a corto plazo, y se caracterizan por estar bien diversificadas; lo que las convierte en inversiones adecuadas para alcanzar objetivos específicos que requieren más tiempo para materializarse. 

En cuanto a las inversiones a largo plazo, estas suelen tener un plazo superior a los cinco años. Una característica importante de este tipo de inversión es que, entre mayor sea el plazo, mayor será el riesgo que asume el inversionista. Esto se explica porque, en un horizonte temporal más largo, es más difícil prever eventos económicos, políticos y sociales que puedan generar más volatilidad en los activos e impactar negativamente el valor de la inversión. Sin embargo, el largo plazo permite planificar con una perspectiva más amplia y ajustar la estrategia según las necesidades y objetivos de cada inversionista. 

Conociendo las características básicas de cada una, surge la pregunta: ¿para quién es ideal cada estrategia?

Para responder esta pregunta es necesario evaluar la situación particular de cada persona, de modo que, en conjunto con el asesor patrimonial, esta pueda establecer objetivos, definir la tolerancia al riesgo y diseñar una estrategia de inversión personalizada que se alinee con sus metas financieras. 

Aun así, existen ciertas situaciones en las que una estrategia de inversión puede resultar más atractiva para un inversionista.

En el corto plazo, por ejemplo, son ideales para quienes tienen dinero que puedan necesitar en el futuro próximo —por ejemplo, un año o menos— pero que puede estar generando rentabilidades hoy. O para inversionistas que, debido a su perfil conservador, prefieren inversiones con menor riesgo. 

En el mediano plazo, se adaptan a objetivos como ahorrar para la compra de una propiedad, construir o comprar una casa, o ahorrar para el futuro de sus hijos, por ejemplo. Además, la tolerancia al riesgo de este tipo de inversionista es mayor que la de un perfil conservador, por lo que puede aceptar una mayor volatilidad. 

Finalmente, en las inversiones a largo plazo, el inversionista tiene objetivos más enfocados en la planificación, crecimiento y protección del patrimonio. Para este tipo de inversiones es fundamental que el inversionista mantenga una sólida disciplina de inversión y se mantenga enfocado en los objetivos que trazó en conjunto con su asesor patrimonial.

Para invertir en el mercado de valores es primordial establecer una estrategia que se adapte a los objetivos de vida de cada persona, que esté estructurado de forma que puedan gestionarse adecuadamente los riesgos y maximizar las oportunidades de crecimiento a largo plazo.

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