Trump y los mercados: tres meses de volatilidad, aranceles y cautela

Si hiciéramos una recapitulación de la reacción del mercado a las órdenes ejecutivas firmadas por Donald Trump desde su llegada al poder en Estados Unidos, difícilmente alcanzarían las líneas de este artículo para abarcar los cambios implementados y el tono de su discurso. Incluso, antes del 20 de enero, fecha del día de la inauguración, los mercados ya mostraban reacciones mixtas ante sus declaraciones y promesas.
Al retroceder al 5 de noviembre de 2024, cuando Donald Trump fue elegido como el 47.º presidente de los Estados Unidos, se puede recordar que los mercados reaccionaron de forma positiva. En aquel momento, las acciones reportaron ganancias y los bonos del tesoro de la Reserva Federal registraron un incremento en sus rendimientos. Este comportamiento se mantuvo hasta el cierre de esa semana, llevando a los mercados a alcanzar niveles récord.
En enero, en la sesión posterior al día de la inauguración, el mercado accionario nuevamente cerró al alza, impulsado por la expectativa positiva de que el crecimiento de la economía estadounidense se aceleraría debido a las posibles políticas que implementaría el presidente Trump. Entre los factores que influyeron en este optimismo destacó la posibilidad de una postura más moderada sobre la política comercial, ya que su discurso en la inauguración fue considerablemente más conciliador que sus declaraciones durante la campaña.
Sin embargo, esta percepción duró poco, ya que el tema arancelario fue el protagonista del discurso de Trump en los siguientes meses, generando inestabilidad alrededor de sus decisiones y confusión en los mercados.
Fue hasta inicios de marzo cuando las tensiones comerciales comenzaron a escalar de forma más evidente, lo cual se vio reflejado en los mercados. La volatilidad se incrementó luego de que el presidente Trump afirmara que no tomaría en cuenta el desempeño del mercado de valores al definir su estrategia comercial. Estas declaraciones aumentaron la preocupación entre los inversionistas, quienes temían la implementación de aranceles recíprocos a nivel mundial a partir del 2 de abril, fecha que el presidente llamó: “Día de la Liberación”.
Fue a partir de ese día, el 2 de abril, que los mercados experimentaron caídas importantes. La lista de aranceles recíprocos a diversos países provocó que la sesión del jueves 3 de abril fuera calificada como “jueves negro”. Los principales índices cerraron con su peor desempeño desde el 2020, dado que la visión de los inversionistas hacia Trump evolucionó a un panorama de incertidumbre, donde desconocían cómo el crecimiento de las economías sería afectado por la política arancelaria, y cuál iba a ser la respuesta de los demás países.
El desplome del mercado se mantuvo durante aproximadamente una semana, hasta que el presidente de Estados Unidos pausó la implementación de los aranceles por 90 días, lo que alivió la incertidumbre en un mercado que ya temía un golpe en la economía.
Ese panorama comercial comenzó a afectar indicadores económicos importantes. Las expectativas de inflación alcanzaron su nivel más alto desde 1981, impulsadas por el temor a que los nuevos aranceles presionen los precios al alza; lo que incrementa la presión sobre las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal. Además, el índice de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan cayó un 32% acumulado de los primeros tres meses del año, su peor registro trimestral desde la recesión de 1990.
Las perspectivas económicas también se vieron afectadas. Analistas e instituciones comenzaron a revisar a la baja las perspectivas de crecimiento para la economía de Estados Unidos. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) disminuyó sus proyecciones para 2025 de 2,7% a 1,8%, alegando riesgos por las tensiones comerciales.
A tres meses de su mandato, la administración Trump impactó los mercados al incrementar la volatilidad, elevar las expectativas de inflación y generar un entorno de mayor cautela entre los inversionistas, con implicaciones negativas sobre la confianza del consumidor y las expectativas de crecimiento económico.
La política comercial seguirá siendo el principal factor de riesgo en el corto plazo, mientras los mercados y los bancos centrales ajustan sus estrategias ante un entorno de creciente incertidumbre. Ante este panorama, es importante contar con el acompañamiento de un asesor patrimonial para recibir recomendaciones alineadas con sus objetivos, asegurando decisiones más informadas y estratégicas.
Este documento tiene únicamente fines informativos y no debe interpretarse como asesoría o recomendación formal. Se recomienda consultar con nuestros asesores patrimoniales antes de tomar decisiones basadas en la información aquí contenida.